Infamia
Aquella
deliciosa criatura
llegaba de un mundillo
con olor a alcohol
Sus pelos amarillados
los ojos azul mar
y un andar
entre felino y desgarrado
la hacían apetitosa
pero...
harapienta
se detuvo vacilante
en el boliche del pueblo
Sin embargo entró
Los parroquianos
asombrados,
(era la única mujer a esa hora)
intimidados o espantados
se le arrimaron
Aquella deliciosa criatura
huidiza, se replegaba
que fernet
que vino
que grapa
le ofrecían y tomaban
La de andar
felino y tímido
miró con desmesura
(recordó sus tiempos de prostituta)
Exhaló gritos
pateó por doquier
los vasos salpicaron
a los asiduos concurrentes
Revoleó su carterita casi infantil
Y en posición salvaje y arrogante
dijo:
Despreciables Mercaderes
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