Ellael o Nashibe (la que entiende)
Fue así
Llegó al atardecer
Con camisa ombú, su rostro bizarro y un andar gallardo, subió lentamente las
escaleras
Ella lo esperaba en lo alto
Él dijo Mercedes? y ella con nombrarlo JO, empezó el hechizo
Pasaron por la recepción y se detuvieron en la barra
El hombre exclamó "es como lo había imaginado"
Y comenzaron a recorrer la casa (que era como si JO la estaría recorriendo a ella)
Ya en la sala, cafés y más cafés junto a cigarros y conversaciones
Como a las dos horas el hombre con ojos de cobre le comentó que pernoctaría en La
Posada del Sol
Pero ella - resistente a los mandatos familiares - lo invitó a quedarse esa noche
"Sabía que iba a ser así" Simplemente esa expresión... y luego... dos cafés, una ducha
Mer esperaba agazapada en su rincón preferido
Tirada al suelo, con su biblioteca y las puertas abiertas que encendían la luz del mueble, escribía
No se permitía ilusiones
Sólo ella, sus imágenes, un cigarro, otro café
Apareció como a las dos horas
Había estado buscándola por toda la casa (y sí, era tan grande y con tantos pasadizos...
Si bien era cierto que se había arrimado a la sala, no la había encontrado
La escondían puertas, libros, almohadones
Volver a estar de a dos -pensó ella - y un Concha y Toro y otra vez conocerse,
reconocerse
Alrededor de las doce el hambre se anuncia en JO
Qué suerte que hay delivery! se dijo Mer
Un llamado por teléfono y pronto libarían buen vino acompañado por un ligero menú
Luego... (ella empezó a fabular) pero... llegó Piru
Entre presentaciones y comentarios se hicieron las dos
Al fin, la amiga se decidía partir
Y nuevamente JO y Mer, juntos y solos
Y esta vez sería verdad
Puedo sentarme a tu lado?
Daleee
Los ojos cobre de él y la mirada diamantina de ella iniciaron el sortilegio
Cuentan que los asaltó el sol, pero no estaban juntos
Mer seguía escribiendo, tomando café, fumando en pipa
JO dormía (dormía?) en la habitación de Pylmaiquen
De vez en cuando el ring de su celular lo confundía
Se volvieron a encontrar Sería como las diez del otro día
Mer no lucía destemplada (y ni había dormitado)
La cafetera invitaba nuevos cafés
El celular no dejaba de sonar JO escuchaba, daba órdenes
Mer, con ojos trasnochados pero encendidos todavía, relamía imágenes, olores,
lugares
Otra vez un hambre canina los visitaba
El sol estaba tan radiante que invitaba salir del mágico mundo de Pylmaiquen
Decidieron comer en El Parador
Pocos parroquianos aún estaban en el lugar elegido
Apenas si pudieron hablar Ese malditocelularrrr
Otra vez el regreso
Máscaras, aerosoles, pinceles, piedras, troncos, cafés, los esperaban
Estuvieron sentados a la barra, que su ex bautizara Club 59 (por los años de ella)
Más cafés y cigarros y pipa de ella
Nueva conversación (si se conocían sin conocerse)
De pronto, el celulaar maldito!
Ahora era una conversación más sostenida con el lejano interlocutor
Luego... el anuncio
Salgo en quince minutos; espérenme en Baires el viernes a las 2 p.m.
Mer, anonadada, no entendía mucho
SOL, no puedo solucionarlo de otra manera Parto
Eran las dos
Y se fue
Porqué augures del Sino marcaron tiempos casi siempre a las dos?
(En el Código de la Sibila, el 2 es dualidad-inseguridad-miedo)
Etiquetas: Cuento
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